La ZAL es un espacio, un terreno, una zona autónoma liberada entre las cuadras del barrio Altos de San Lorenzo de la ciudad de La Plata (Argentina). Un espacio colectivo donde crear y recrear, un terreno por explorar y experimentar, en definitiva, una zona que subsiste autogestiva y asambleariamente.
Es por esto que la ZAL es zona y es autónoma, la razón por la que es también liberada se remonta unos meses. A inicios de 2018 a las dos fuerzas barriales de Altos de San Lorenzo, Circo al Fondo y la murga Atrapando Sueños, que venían trabajando desde hacía años con pibxs del barrio, se les ofreció un terreno cuyo uso era particular y privado, ambas aceptaron y el espacio pasó a ser de uso colectivo y de carácter público gestionado por una asamblea de 25 personas (aproximadamente) bajo el nombre de Zona Autónoma Liberada.
Durante mes y medio el grupo se encargó también de «liberar» el lugar de la basura que lo invadía, las 25 personas trabajaron todo el verano para transformar el espacio en un terreno habitable y disponible. Esta asamblea formada en su mayoría por gente del barrio (de Circo al Fondo, la murga Atrapando Sueños e independientes) y personas de otros lugares de La Plata cambió por completo el lugar y lo abrió a todo el mundo un lindo 10 de febrero de carnaval.
Hace apenas unos meses de su inauguración y por tanto, aún hay muchas cosas en construcción y debate.
Los principios base de la ZAL irán ampliándose o haciéndose más coherentes con el espacio a medida que el proyecto vaya madurando y con él las personas que formamos parte, por el momento la ZAL es una zona apartidaria, antiautoritaria, antiracista, anticolonial, antipatriarcal, antiimperialista, antiadultista, anticapitalista* e incluso antiinflamatoria!
* En la ZAL es posible TODO por eso los principios sólo hablan de lo que en una zona autónoma no se acepta. Los «anti» garantizan la apertura total del espacio a cualquier actividad y cualquier persona porque no permiten la existencia de ningún tipo de exclusión y opresión. Muchas veces los «anti» favorecen la unión de las resistencias. Por último, lo que no se nombra, se normaliza y no se cuestiona, es por eso que se ven necesarios los «anti» porque visibilizan las opresiones.